TÍJOLA:
“Una gitana camino de los altares”
“Una gitana camino de los altares”
• Beatificación de “La Canastera”
• Este reconocimiento ha partido de la iglesia católica tras valorar su asentamiento en la fe católica.
• Emilia Fernández Fue homenajeada en el Centro “Fidela Campiña” y tras la jornada se realizó una ruta por la zona de las Cuevas donde vivió la protagonista.
DIARIO DE ALMERÍA
Tíjola acaba de rendir homenaje en el Centro Cultural “Fidela Campiña” a Emilia Fernández, “La Canastera”, una de las 14 mártires que acompañarán al deán José Álvarez Benavides en el proceso de beatificación.
Emilia Fernández nació en 1.914 en Tíjola. La vida de Emilia fue la propia de una familia gitana de nuestra zona: vivían en una casa-cueva, en la parte alta del municipio y colaboraba con la familia fabricando cestos de mimbre, de ahí su sobrenombre “La Canastera”.
En julio de 1.936 estalló la Guerra Civil y dos años después Emilia contrajo matrimonio, al estilo gitano, con Juan Cortés.
Lo llamaron a filas, y aunque en una primera ocasión logró librarse al hacer creer a los milicianos que estaba ciego, cuando al tiempo volvieron a comprobaron que todo había sido una argucia, detuvieron al matrimonio. Juan Cortés acabó en la “Prisión del Ingenio” y a ella la mandaron a la cárcel de “Gachas colorás” donde ingresó el 21 de junio de 1.938.
Según narra su biografía, fue incluida en un grupo de cuarenta mujeres y jóvenes allí encarceladas por el terrible delito de ser católicas practicantes.
Lo llamaron a filas, y aunque en una primera ocasión logró librarse al hacer creer a los milicianos que estaba ciego, cuando al tiempo volvieron a comprobaron que todo había sido una argucia, detuvieron al matrimonio. Juan Cortés acabó en la “Prisión del Ingenio” y a ella la mandaron a la cárcel de “Gachas colorás” donde ingresó el 21 de junio de 1.938.
Según narra su biografía, fue incluida en un grupo de cuarenta mujeres y jóvenes allí encarceladas por el terrible delito de ser católicas practicantes.
El 9 de julio de 1.938 se celebró el juicio en el que se la condenó a seis años de cárcel. Por aquel entonces ya estaba embarazada y cuentan que su estancia en prisión se hizo más llevadera con la oración. Emilia “La Canastera” se negó a revelar quién había sido la mujer que le había catequizado, no quiso traicionar a quien tanto le había enseñado y eso, por decirlo pronto, le supuso un agravamiento en sus circunstancias carcelarias. Nuestra joven gitana falleció tras dar a luz una niña. Unos días después de que naciera su hija Ángeles y unos meses antes de que terminara la Guerra Civil, el 25 de enero de 1.939 fallecía de una “infección puerperal añadido a un cuadro de bronconeumonía”, según consta en el certificado médico. Sus restos mortales se depositaron en una fosa común en el cementerio de Almería.
Juan Sánchez-DICIEMBRE-2.016
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