domingo, 8 de enero de 2017

Los “Fuegos de Laroya”

OLULA del RÍO
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Los “Fuegos de Laroya”
• Otra opinión
(ABC martes 10 de julio de 1.945)
AUTOR: Miguel García Fernández
(Notario nacido en Laroya)
En la redacción de ABC de Madrid hemos recibido la siguiente carta:
• “Señor director de ABC.—Madrid.
Muy señor mío:
Por ABC me informo de lo que viene sucediendo en Laroya, provincia de Almería, mi pueblo natal. Mi edad y el estado de salud en que aquí me encuentro, no me permiten ocuparme de asuntos; pero la Patria empuja.
No niego en absoluto que se trate de “fuegos de San Telmo”, pero lo dudo por su tenacidad e intermitencias, no propias de aquel fenómeno, en un área fija y limitadísima, pues la niebla o nube no puede ser como un hojaldre adherido a la falda del monte, en región donde es persistente el viento fuerte de Levante, que despega las nubes y tiene convertida esta sierra en una zona de máxima sequía.
Con respecto al caso me permito exponerle los hechos y consideraciones siguientes:
En el año 1.922 se practicó un sondeo, en el que yo fui coadyuvante del Estado, para buscar aguas artesianas en una finca del que suscribe, sita en el campo de Níjar, de la misma provincia, sin que ello diera resultado alguno; y habiendo averiguado yo, por los detritus de tal sondeo, que se trataba de un campo petrolífero, ya que aquellos detritus quemados daban un olor empirreumático análogo al del tufo de un quinqué de petróleo apagado en una estancia confinada, hube de acudir al Gobierno del insigne y gran patriota general Primo de Rivera, y entre éste y el ilustre Guadalhorce acordaron y practicaron en pocos meses del año 1.928 un sondeo al lado del anterior, que a la profundidad de 860 metros se incendió por tres veces, dando gases incoloros e inodoros, cualidades propias del gas “metano”, que precede al resurgimiento del petróleo. La llama era lívido verdosa en su parte de reducción; y la lengua o llama de oxidación, clara; esta misma llama acusan las noticias de Laroya.
Aquel sondeo, que fue desgraciadamente soterrado sin otras consecuencias, se encuentra en el sinclinar precisamente de Laroya, en la Sierra de los Filabres, siendo intermedio el Campo de Tabernas, cubierto por una inmensa capa de sulfato de cal. Que los gases surjan en el anticlinar y no en el sinclinar del valle de Níjar es lo natural, como sucede en todas partes, pues en éste lo impiden las formaciones geológicas del terciario, mioceno, plioceno y eoceno y cuaternario, y emergen allá donde no existe más que el triásico, como en Laroya, descansando sobre el estrato cristalino, sin necesidad de nuevas o recientes roturas o fisuras del terreno, pues se trata de fenómenos geofísicos, influidos por reacciones químicas de carácter reversible muchas veces y de origen subterráneo, a las que pueden asistir las circunstancias de permanencia e intermitencia.
Los cortes de terreno o capas geológicas atravesadas son las mismas, exactamente, que las cortadas en los pozos petrolíferos de Méjico y el “flys” (Estados Unidos) o “gumbo” (Méjico) es el mismo que el cortado en Níjar, con seis a ocho galones por tonelada de roca matriz.
Que en Jerez de la Frontera se haya dado alguna vez el fenómeno de Laroya no nos extraña, pues sabido es, por ser notorio, que la provincia de Cádiz es abundantísima en yacimientos de esquistos bituminosos y señalada en forma destacada como región petrolífera.
En Silesia, en Méjico y Pittsburgo (Estados Unidos) se descubrieron los mismos gases, y en este último punto se dejó el sondeo, construyendo otro al lado para hacer surgir los petróleos, como surgieron, en efecto; y el primero se aprovechó, encañonando gases, que desde el año 45 del Siglo pasado (XIX) vienen abasteciendo las industrias y alumbrado en un radio de 300 kilómetros.
Existen, como es sabido, instrumentos de física para captar esos gases confinados en las habitaciones del cortijo de Laroya y reacciones químicas que acusan el gas “metano”, que aún no se han usado en Laroya.
Valga por lo que valiere, y en atención a los intereses de la Patria, con reserva de extensísimos informes, que aquí soslayamos por no hacer más extensa esta carta, y con ruego de que le dé publicidad en su famoso diario, le da las gracias más expresivas y le saluda muy atentamente, ofreciéndose de V. su s. s., q. e. s. m., Miguel García Fernández, notario de Almería.
Madrid, 9 julio 1.945.”
(Es copia literal)
Juan Sánchez-ENERO-2.017

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