lunes, 16 de enero de 2017

CUEVAS del ALMANZORA: “Añorado Seminario Menor” Por D. Manuel Pozo Oller Vicario Episcopal para la Acción Pastoral y el Apostolado Seglar.

OLULA del RÍO
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CUEVAS del ALMANZORA:
“Añorado Seminario Menor”
Por D. Manuel Pozo Oller Vicario Episcopal para la Acción Pastoral y el Apostolado Seglar.
DIARIO DE ALMERÍA
Algunas notificaciones sobre D. Manuel Pozo Oller:
• Nació en Tíjola (Almería) el 12 de septiembre de 1.954. Ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1.979.
• Desempeñó diversas encomiendas pastorales, fue Secretario General del IV Sínodo Diocesano y párroco de la populosa parroquia de Santa María de los Ángeles. Actualmente regenta la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat, ambas parroquias de la capital de Almería, y Canónigo Capitular del Cabildo Catedral de la Encarnación.
• Licenciado en Teología por la Facultad de la Compañía de Jesús de Granada, con especialidad en Teología Pastoral. Es profesor ordinario de esta materia en el “Centro de Estudios Eclesiásticos” del Seminario Conciliar de San Indalecio. Afiliado a la Facultad de Teología de Granada. Profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Almería, patrocinado por la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.
• Desde 2.007 es Vicario Episcopal para la Acción Pastoral y el Apostolado Seglar, cargo en el que permanece como Vicario Episcopal para la Acción Pastoral, dejando el ámbito propio del apostolado de los laicos para asumir la atención al clero, con facultades propias conforme a derecho en toda la diócesis.
“Inicié mis estudios de bachiller en el Seminario Menor de San Tarsicio de Cuevas del Almanzora a punto de cumplir los diez años de edad (curso 1.964-1.965). Allí residí durante dos cursos escolares. En el primer curso, el 8 de noviembre, murió el Obispo, Dr. Alfonso Ródenas García, obispo que promovió mi ingreso en el Seminario diocesano. El obispo, vestido al uso de la época, aprovechando la visita a la Parroquia de Santa María de Tíjola, visitó mi casa para conocer a mi familia. Por aquel entonces mi padre era albañil del Obispado. Al verme sobrecogido por la estampa tan inusual, se dirigió a mí preguntándome la edad y, una vez que me escuchó con voz temblorosa y dubitativa, mirando a mi padre dijo con voz solemne: “Cuando cumpla este niño los nueve años, al Seminario”. Pasado el tiempo, mi padre apoyado por los consejos del párroco y del excelente y santo maestro, D. Sebastián Carmona, solicitaron mi ingreso en el Seminario.
La sección del Seminario Menor de Cuevas del Almanzora estaba por entonces en manos de la granadina y levítica familia Peinado desempeñando el cargo de rector D. Fernando y colaborando con él su hermano Jesús y, en distintos cursos, los neosacerdotes D. Antonio Navarro Martínez y D. Arturo Gallego Fábrega. En aquella gran casa, que incluía huerta y pequeño claustro, las cosas estaban meridianamente claras: allí estábamos para formarnos como cristianos, para trabajar y, lo que no era menos importante, aprender y ser felices. El modelo educativo, como se diría actualmente, estaba inspirado en la metodología de D. Andrés Manjón, fundador de las escuelas del Ave María, que tan buenos frutos ha venido dando a la sociedad e Iglesia desde finales del Siglo XIX. El aula cada día se agrandaba sin más límites que el horizonte. Recuerdo aquellas magníficas clases en el lecho del río Almanzora, recordado paraje de las Picotas, donde el superior y al tiempo profesor rotulaba con una rama los límites geográficos de un país, una región o una comarca y los alumnos nos aprestábamos en buscar piedras de un color para las divisiones territoriales, de otro color para las cabezas de partido judicial, grandes para los accidentes orográficos más notables, más pequeñas para los ríos y afluentes. De este modo, entre pequeñas discusiones intelectuales para hallar la verdad y proceder con acierto, quedaba configurado el mapa por cientos de colores. En el proyecto educativo no faltaba el deporte y las interminables caminatas que a la par que nos fortalecían nos abrían el apetito resultando insuficiente los enormes triángulos de exquisita tortilla de patatas o la ración microscópica de arroz con leche que componían el invariable menú de la cena del domingo.
El seminario Menor de Cuevas de Almanzora fue sin duda institución señera en la educación de los jóvenes durante los años sesenta y setenta del siglo pasado”.
Juan Sánchez-NOVIEMBRE-2.016

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