FILABRES:
“Disfrutar del otoño-invierno en nuestra Sierra”
“Disfrutar del otoño-invierno en nuestra Sierra”
• Los frutos del otoño se saborean en las mesas de los comarcanos.
• La matanza y la búsqueda de setas dos tradiciones ancestrales.
• Las castañas ya aparecen en torno al día de “Los Santos”.
• Desde Alcóntar hasta Bacares pasando por Senés, Tahal o Laroya, en las despensas de las casas llegan estos productos tan característicos y propios de esta época del año.
• La matanza y la búsqueda de setas dos tradiciones ancestrales.
• Las castañas ya aparecen en torno al día de “Los Santos”.
• Desde Alcóntar hasta Bacares pasando por Senés, Tahal o Laroya, en las despensas de las casas llegan estos productos tan característicos y propios de esta época del año.
En los Filabres además de saborearlos, pues son un manjar, se ofrece la posibilidad de realizar una recolección personal. Ir a coger setas a la Sierra es una oportunidad única que cuenta con muchos aficionados. Las castañas, hoy más escasas porque quedan pocos castaños de los muchos que hubo en otras centurias, también pueden formar parte de un rincón de la despensa.
Las setas requieren dos variables para que la cosecha sea abundante: lluvias otoñales y temperaturas no excesivamente bajas.
Las setas requieren dos variables para que la cosecha sea abundante: lluvias otoñales y temperaturas no excesivamente bajas.
Una buena ruta en busca de estos hongos nos lleva hasta el pueblecito de Sierro enclavado en lo que podemos llamar la puerta de entrada de los Filabres donde existe una gran tradición micológica. También en Tahal situado en pleno corazón de nuestra Sierra donde también existe tradición en la recolección de setas. En Bacares, además de la seta del pino, níscalo o robellón, podremos recolectar la famosa y riquísima seta de cardo, apreciada en las cocinas porque es muy sabrosa y apropiada para todo tipo de platos según los entendidos en cuestiones culinarias.
No sólo en estos pueblos se pueden recolectar setas, en Filabres estos frutos se encuentran también en Serón, Laroya, Bayarque, Chercos…
No sólo en estos pueblos se pueden recolectar setas, en Filabres estos frutos se encuentran también en Serón, Laroya, Bayarque, Chercos…
Y la matanza, la época de esta costumbre comprende el periodo que va desde el día de San Martín (11 de noviembre) al de San Antón (17 de enero).
La matanza es una tradición que para muchas familias se convertía en una gran fiesta. No en vano, el sacrificio del cerdo iba a ser sustento de muchas familias durante los rigores del invierno. Las matanzas, en tiempos pretéritos generalizadas en todos los cortijos y aldeas de Filabres, hoy han quedado relegadas a los escasos cortijos habitados aunque sigue siendo una actividad casi lúdica que alegra a quienes la realizan.
En las casas donde se hace matanza y al calor de un buen fuego se elaboran los embutidos: morcilla, chorizo, longaniza, butifarra y el “blanquillo” que es exclusivo de esta Sierra.
En esos días de matanza, las aldeas y cortijos olían especialmente a las especias y a la cebolla cocida para aliñar el “relleno” (carne picada con la que se elaboran los distintos embutidos).
Esta costumbre perdura aún en Senés, Tahal, Turrillas, Uleila del Campo, Gérgal, Laroya o Bacares.
Por lo tanto, el tiempo de la matanza es una magnífica oportunidad para visitar nuestros pueblos serranos y participar en las degustaciones de chorizos, morcillas y demás productos del cerdo, del que se dice por su alto nivel de aprovechamiento y sabor de sus derivados: “Del cerdo hasta los andares”.
La matanza es una tradición que para muchas familias se convertía en una gran fiesta. No en vano, el sacrificio del cerdo iba a ser sustento de muchas familias durante los rigores del invierno. Las matanzas, en tiempos pretéritos generalizadas en todos los cortijos y aldeas de Filabres, hoy han quedado relegadas a los escasos cortijos habitados aunque sigue siendo una actividad casi lúdica que alegra a quienes la realizan.
En las casas donde se hace matanza y al calor de un buen fuego se elaboran los embutidos: morcilla, chorizo, longaniza, butifarra y el “blanquillo” que es exclusivo de esta Sierra.
En esos días de matanza, las aldeas y cortijos olían especialmente a las especias y a la cebolla cocida para aliñar el “relleno” (carne picada con la que se elaboran los distintos embutidos).
Esta costumbre perdura aún en Senés, Tahal, Turrillas, Uleila del Campo, Gérgal, Laroya o Bacares.
Por lo tanto, el tiempo de la matanza es una magnífica oportunidad para visitar nuestros pueblos serranos y participar en las degustaciones de chorizos, morcillas y demás productos del cerdo, del que se dice por su alto nivel de aprovechamiento y sabor de sus derivados: “Del cerdo hasta los andares”.
Juan Sánchez-DICIEMBRE-2.016
No hay comentarios:
Publicar un comentario