sábado, 31 de diciembre de 2016

LAROYA-MACAEL: (II) Don Manuel Rubira Sola “Faro de los Filabres”

LAROYA-MACAEL:
(II) Don Manuel Rubira Sola “Faro de los Filabres”
• D. Luis A. Martínez de Morentín Aramendía en el “Boletín Oficial Eclesiástico de Almería, año XVII julio-agosto 1.989 Nº 4 pp. 927-929
Sorprende y agrada constatar y publicar a los cuatro vientos cómo se ha querido y admirado en Macael y Laroya a este anciano sacerdote. No hay una voz discordante. Todos dicen lo mismo: “Don Manuel ha sido un buen sacerdote”. Un santo y ejemplar sacerdote del Señor.
Bondadoso y sencillo, afloraban en él a todas horas sus joviales palabras, sus golpes ingeniosos, su alegría, su optimismo, su cercanía.
Había nacido Don Manuel en Velefique el 9 de enero de 1.903. Fueron sus padres Pedro Rubira Fernández y Rufina Sola Martínez. Sus primeros estudios y preparación para ingresar en el Seminario los realizó con Don Ramón Gómez García, y padre de Don Fernando Gómez Lara que fue párroco de Velefique y con el entonces párroco Don Juan Ramírez Rodríguez.
Ingresó en el Seminario el 2 de octubre de 1.914. El día anterior se le había muerto su padre en el mismo Almería. Desde jovenzuelo tuvo afición a la pintura, al dibujo, poesía y la caza.
Abandonó el Seminario para ayudar a su familia con su trabajo, pues, como él decía:”…todo era miseria en la casa”. No obstante los ratos libres que le dejaba el trabajo, en plena Sierra de los Filabres, a la sombra de un ciruelo se ponía a estudiar y a prepararse para culminar su gran ilusión: ser sacerdote. Hoy donde creció el ciruelo se levanta un monolito de mármol, en recuerdo de los sudores y trabajos de Don Manuel y allí celebró sus Bodas de Oro Sacerdotales “porque allí me hice sacerdote”, afirmaba él.
Fue ordenado sacerdote por el Obispo de Almería Fray Bernardo Martínez Noval en la Catedral el 26 de mayo de 1.927, celebrando su primera misa en Blanes (Gerona) el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen.
Al siguiente día lo nombraron coadjutor de Lubrín, donde permaneció hasta el 1 de febrero de 1.928. Después unos meses de soldado de cuota. El 15 de noviembre del mismo año recibió el nombramiento de Cura Ecónomo de Benitorafe, tomando posesión el 6 de diciembre del citado año. El 4 de febrero de 1.931 es trasladado a Laroya también como Cura Ecónomo. La disponibilidad a su Obispo fue una constante de Don Manuel. En Laroya pasó la Guerra Civil, 28 eternos meses huyendo por la Sierra de los Filabres, donde había día que era perseguido por más de 60 milicianos escopeteros para darle caza.
A Macael llegó al terminar la Guerra Civil para ayudar al Párroco don Blas Cortés Ramírez, anciano y enfermo, quién el 1 de junio de 1.943 se retiró a Fines, donde murió, quedándose Don Manuel como Cura Ecónomo de Macael hasta las oposiciones de 1.952, en la que se la adjudicaron en propiedad, sirviéndola hasta el 20 de noviembre de 1.975.
El año 1.941 se había hecho cargo de los servicios de Purchena y Laroya con 3 horas de ida y 3 de vuelta por montaña. En esa misma época se encargó de Laroya y Velefique con seis horas de camino serrano de ida y otras tantas de vuelta.
Las cofradías, la catequesis de niños y adultos, eran los cauces de su apostolado.
Arregló la cúpula de la Iglesia de Laroya. Reconstruyó la iglesia de Macael y su casa parroquial a base de trabajo voluntario y de los vecinos y feligreses.
Al final de 1.975, como un reconocimiento del Señor Obispo y de la Iglesia Diocesana a sus largos años de fiel y fecundo servicio pastoral, fue designado Beneficiado de la S. y A. Iglesia Catedral de Almería.
Tomó posesión de su oficio Capitular y en ella celebró sus funciones litúrgicas durante algún tiempo; pero lo suyo no era esto. Él prefería el trato directo y pastoral con las gentes. El saludo en la calle. La visita “casa por casa” de la feligresía. La fiesta y el duelo familiar, vivido junto al pueblo de Dios y a él encomendado. La jubilación fue para él como una segunda liberación, un hermoso júbilo. Marchó a su Macael. Asentó sus reales en Velefique y allí compuso versos finísimos, de inspirado poeta. Sus libros, y escritos a mano, llenan varios volúmenes.
En estos lugares y en otros, entre familiares, antiguos feligreses y cordiales amigos, vivió sus últimos años de vida ejemplar sacerdotal.
Fue bueno, sencillo, bondadoso, alegre y fervoroso. Refiriéndose a lo sufrido en la Sierra de los Filabres, durante 28 meses de la Guerra Civil, solía decir: “Lo he olvidado todo; perdono a todos y que Dios me perdone a mí”. Su última enfermedad, según las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que lo acogieron con amor y piedad en su última etapa de enfermedad y senectud, la llevó con suma paciencia. Sin quejas de ningún género. Murió en el Señor en su Ascensión, el 7 de mayo de 1.989 con la misma sencillez con que vivió. Un grupo de sacerdotes encabezado por nuestro Vicario General le dimos el último adiós.
*POSTDATA:
Don Luis A. Martínez de Morentín Aramendía que después deMacael regentó la Parroquia de Olula del Río, escribió esta reseña sobre Don Manuel Rubira Sola que fue publicada en el “Boletín Oficial Eclesiástico de Almería” en julio de 1.989.
Para nosotros, que ya llevábamos 15 años viviendo en Olula del Río, Don Luis A. Martínez de Morentín Armendía fue otro Don Manuel Rubira Sola. No recuerdo en esta parroquia, ni antes ni después un sacerdote tan bueno y tan cabal como Él. Ya lo comentábamos en familia cuando escribía las notas biográficas de Don Manuel hace unos días.
Ah!, se me olvidaba decir que el Polígono Industrial de Macael lleva el nombre del ejemplar párroco (D. Manuel) y que hay un monolito con su efigie a la entrada del mismo. También ha habido empresas que han usado su nombre para reclamo comercial.
Juan Sánchez-DICIEMBRE-2.016

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